La
comunidad educativa lo está, lo estamos los padres, lo está el mundo, una vez
más.
Ayer un niño de 13 años mató a un profesor,
y solo a uno, porque no le dieron las manos para más. La rabia le sobraba.
Toda la
comunidad educativa hizo hoy un minuto de silencio.
En nuestra
escuela, donde la contención emocional se prioriza a los resultados
académicos, se nos pidió a los padres compartirlo con nuestros hijos como mejor
nos pareciera adecuado, comprometiéndose ellos mismos a ser cuidadosos en la
manera de tratar el asunto en cada clase.
En las
noticias aparecen, cómo es de costumbre, muchos mensajes:
La comunidad entera está conmocionada,
el ministro de educación “consternado” “repudia” este hecho.
Todos
hablan del gran “Crimen”
Organizaciones como ASPEPC, que agrupa a profesores de
secundaria, aseguran que el ataque es "la expresión más trágica de una
dinámica que ha estado yendo a más, un problema estructural que tenemos en
muchos institutos y que hasta ahora no se ha sabido ni ha querido afrontar: el
problema de la disciplina". "La inmensa mayoría de agresiones al
profesorado, verbales o físicas, suelen quedar en la más absoluta impunidad o
con una pequeña sanción", denuncia este sindicato. (El Periodico)
Antes de
hablarlo con mi hija Luna, reflexiono para qué y por qué hacemos un minuto de
silencio.
¿Cómo
podríamos compartir en nuestra familia cual es el significado de hacer un
minuto de silencio hoy?
¿Lo hacemos
por la muerte de un profesor? ¿Por los hechos violentos? ¿Por los heridos? ¿Por
la vivencia drástica que han pasado esos niños presentes en el lugar de los
hechos?
ASPEPC, ni
más ni menos se despachaba declarando que el problema es la “disciplina” o la
falta de ella,.
El grueso
de los medios y la sociedad apunta a que el niño tuvo “un brote psicotico”
Para una
breve aclaración, un brote psicotico es una ruptura de la realidad de manera
temporal que especialmente suele estar provocada POR UNA FUENTE DE ESTRÉS
POTENTE Y CONSTANTE EN EL TIEMPO.
También
creo que cabe aclarar que un brote psicótico no se tiene de la noche a la
mañana, antes de que la persona padezca un brote psicótico, se puede observar
un comportamiento desorganizado
Descuido de la
apariencia, forma de vestir, hábitos de higiene, aislamiento etc.
No salgo de
mi asombro.
Toda la
ciudad hizo un minuto de silencio, por el Gran Crimen.
Sin duda
estoy plenamente de acuerdo en que los hechos fueron terribles y lamentables,
sin embargo me pregunto una vez más:
¿Alguien
hizo este minuto por este niño?
¿Alguien se
preguntó con quien desayuno esa mañana, quién lo acompañó a la puerta de casa?
¿cómo estuvo este niño de solo para llegar hasta allí lleno de armas y vestido
de camuflaje?
Cuantas
noches se fue a dormir sin un adulto que le diera un abrazo?
Cuanto
desamparo, cuanta soledad, cuanta violencia recibió ese pequeño niño de 13 años
para llegar hasta allí con una mochila cargada de armas, nuestras armas, las de
los adultos, una mochila cargada con un peso emocional muchísimo mayor que el
propio.
Trago
saliva antes de hablar, tengo que
decirle a mi hija que haremos un minuto de silencio hoy, pero no hemos hecho un
minuto de silencio cada día en el que miles de niños son dejados en sus cunas
llorando para que se acostumbren a dormir “solos” y los adultos consideramos
que esos métodos “funcionan” como la Disciplina, porque dan resultados obvios
que saltan a la vista del más distraído observador. El niño duerme porque se
resigna, porque pierde la respuesta orgánica al estrés, porque se desconecta de
si mismo y su mamá. PERO DUERME.
No hicimos
un minuto de silencio con una niña inmolada en nigeria y conducida a la muerte
segura de la mano de su padre, no haremos un minuto de silencio por todos los
niños que cada mañana no pueden ir al colegio porque tienen que trabajar en una
mina o morir lentamente de hambre.
Haremos un minuto de silencio hoy, porque un niño mató a
un profesor. La comunidad educativa considera que el niño “se volvió loco”, así
es como los seres humanos definimos al que está del otro bando, para que no nos
toque su pena, para no asumirnos responsables, para no afrontar el dolor, para
no cambiar allí están los locos, los malos, los que deben ser “castigados”.
Miro a mi
hijo de seis meses jugando feliz bajo el sol en la hierba, así, pienso, así fue
el profesor que ayer murió y así…así era el niño que lo mató.
Llegaron
ávidos de amor y contención y se fueron solos y desprotegidos de la mano de la
violencia y el desamparo.
El niño
sigue vivo pero desconectó de si mismo todo lo que pudo, su dolor fue mayor.
Lo que no
haya desconectado aún…de eso, se encargará la psiquiatría.
Y Nosotros?
Haremos un minutos de silencio y luego seguiremos nuestra
vida, la del día a día, aquella en la que con tanta liviandad creemos que
siempre es el otro, el otro tiene la culpa, el otro es caprichoso, el otro es
hiperactivo, el otro tiene déficit de atención, el otro está mal, el otro
necesita más disciplina?
Las
escuelas más “distraídas” reforzaran la seguridad, el trato distante, la
búsqueda de resultados académicos a través de más presión (a pesar de ser
España de los países con mayor cantidad de tareas y no así con mejores
resultados).
Afortunadamente
algunas otras como la nuestra, doblegaran la mano suave y amorosa y no la
“letra que con sangre entra”.
Son las 11.
Empieza mi
minuto de silencio. Cierro los ojos y abrazo a ese niño en mi corazón y a esa
madre y a ese padre, que muy probablemente viniendo de una historia familiar de
gran desamparo lo han hecho, como todos nosotros, lo mejor que pudieron.
Y por
supuesto abrazo a ese profesor que
tuvo que ser parte de la desgracia colectiva en la que niños, adolescentes
y adultos, todos...seguimos desconectados
Y en el silencio lanzo un deseo al
viento, que todos los profesores sean guiados a la disciplina del
acompañamiento activo de los alumnos en el vació de los prejuicios y en el
amor.
3 comentarios:
Con los ojos empañados te leo y comparto tu sentir, desde este país que nos vio nacer y al cuál nunca había percibido tan violento como en este viaje y me pregunto cada día, hasta dónde vamos a llegar antes de darnos cuenta que la violencia no surge porque sí y que tod@s necesitamos amor y respeto para hábitat un mundo seguro. Ojala ésto sirva para que desde lo académico se acompañe con amor y no con distancia. Te abrazo preciosa...
Comparto totalmente tu punto de vista. Me entristece mucho pensar qué habrá hecho a un niño llegar a actuar así....entre otras una soledad muy profunda...No sé si además los videojuegos pueden tener algo que ver....Muchos niños de 9 años ya ven y juegan al GTA en sus casas y los padres lo consienten (yo no sabía qué era eso hasta que me hijo de 9 lo me contó.....) y me pregunto qué será de esos niños etiquetados ya como ´MALOS` con la influencia de estos juegos, que son a partir de 18años?
Ante este comentario solo puedo añadir algo que me viene a la mente, y es que en varias ocasiones he leído, que en tribus antiguas provenientes de África o Centro América, en algunas de esas tribus se utiliza en estos casos el Amor, si. Cuando en algún caso alguna persona desvaría y hace algo muy malo, como puede ser matar, le les recuerda quienes son, se les cantan las canciones que desde bebés se les había cantando, se les da cariño, comprensión, mas que nunca, hasta que esa persona vuelve a estar en Si MIsma, El AMOR, es lo único que va a devolver a ese niño al lugar donde debe estar, por el profesor, lamentablemente, ya no se puede hacer nada por el....
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