Lactancia, alimentación y sostén




Días como hoy, en los que paseo por mi ciudad, pues simplemente me conecto de otra manera con la necesidad básica. A veces me pregunto cómo fuimos perdiendo los ciclos naturales de la alimentación.

Estando en aquel bar con mi papá, frente a tantos bizcochos rebosantes de azúcar, pensaba en las horas de trabajo que antiguamente había que dedicarle a hacer un bizcocho como aquellos. Horas de siembra, meses de labrar la tierra.... Sin duda era mucho más exquisito comer algo con harina porque el modo de obtenerla conllevaba un ritual y unas muy valiosas horas de trabajo. Nadie se daba el lujo de tirar el pan que se había puesto duro y eso solo se complementaba con los animales cazados o las verduras de la huerta.

Así que, en medio de una vida en la que los bizcochos salen de la estantería del supermercado, fuimos perdiendo los ciclos naturales del cuerpo y con ellos de la sabiduría ancestral de una forma natural de alimentación.

En medio de esta reflexión nos sobran unos crepes del restaurant y me los llevo. Hay una familia en la esquina, de las que esperan algo que les permita comer. Mientras camino pienso que en otras épocas si daba comida en vez de monedas, los niños se enfadaban, aún tenían energía para enfadarse!!!

Esta vez fue diferente. No son niños solos, es una familia entera, y decido entregar la bolsa de comida al papá. Su mirada se ilumina, "Gracias" me dice y mira a todos los chicos y les dice "LLEGÓ LA COMIDA!!!", me vuelve a mirar y me repite: "Gracias, eh". Ese "Eeeh" me recuerda que estoy en casa, con esa forma de acentuar la palabra en mi patria....ehh...por si no lo escuchaste. Ehhh que estamos en Argentina, che.

Me voy feliz, tantos niños he visto en mis años trabajando en el Consejo del Menor y la Familia, tantos niños que pedían solos y sin embargo este papá, esta familia entera, festejando el alimento, me entregan el mejor de los regalos hoy.

Cuán diferente es la dificultad con sostén alrededor, aquel padre abrazando a sus hijos y llevándoles comida me hizo pensar en nuestra clase de lactancia.

Amamantar significa alimentar a otro ser con el alimento que producimos nosotras mismas: nuestra leche. Esto sólo es posible si hay quien sostenga a la madre. Los cinco pilares para la lactancia los he llamado, y al final creo que son los pilares estructurales de una formación emocional sólida, sana y completa:
1. Amor
2. Sostén
3. Recibir nutrición
4. Paciencia
5. Entrega absoluta
Son los padres, los hombre que están a nuestro lado, los que en mayor medida asumen al día de hoy esa función cuando estamos dando de mamar. Son ellos los que nos harán de comer esos días en los que no sabremos ni dónde están las sartenes, los que se ocuparán de que la casa esté en marcha para que nosotras podamos dedicarnos a fundirnos con nuestro bebé, son ellos los que se entregarán con amor a esa mujer que tanto ha cambiado después del parto y a la que sostendrán con paciencia y sin preguntas. Confiando en ella.
Ese papá, que entregó la comida a sus hijos, haciendo de sostenedor en medio de la dificultad de la calle, me dejó una reflexión más. Él confiaba en el universo para que a su familia no le faltara la comida ese día. Y ellos confiaban en él. Sólo así, con confianza mutua, puede fluir todo entre la familia que tiene un bebé lactante. Confía en que serás sostenida y confía en tu mujer como madre

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